El Futuro Presidente de Venezuela
- El Blog de Edgar y Liz

- 9 mar 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2020
(Como Salomón en Israel)
Lcdo. Edgar Soto

La iglesia tradicional, juntamente con su liderazgo ha tenido una concepción extraña y ajena de la realidad acerca de cómo Dios va a colocar el próximo presidente cristiano en el país. Según algunos profetas, en relación a esto alegan que será una especie de desconocido concibiendo a Dios como el jugador de póquer que tiene un As debajo de la manga, o como el prestidigitador que saca un conejo de la chistera o sombrero, es decir, un personaje sin trayectoria y prácticamente desconocido para la población venezolana, lo cual me recuerda un testimonio recogido en Youtube de un hermano de la provincia venezolana, como de 70 años, quien testificaba que Dios le había dado una visión de que él sería el próximo presidente del país. El mencionado no participó de las elecciones del 2018, no tiene aparato político ni recursos económicos, nadie le conoce, sin discurso, lo cual no se corresponde con su pretensión de ser presidente de la república. Todos estos enfoques se caen por su propio peso; si bien es cierto, el país está decepcionado de los políticos tradicionales, nadie que incursione en la palestra política presidencial, en condición de desconocido puede ser presidente de un país democrático, ya que el mismo no le otorgará ningún voto de confianza a una persona sin proyección ni protagonismo a favor de las comunidades y del país en general. Estas consideraciones van a propósito de aquellos, en el sector eclesiástico, que cuestionan y no entienden la presencia del Pastor Bertucci en la contienda político-electoral, y que sostienen que si Dios realmente le dio el visto bueno, la palabra profética, debió ganar a las primeras de cambio en mayo 2018, no comprendiendo que ese primer intento de incursión en la contienda electoral está en el marco de un proceso de proyección progresivo de su persona y que ha de servir de manera determinante para el próximo proceso electoral presidencial que se avecina, porque si bien es cierto, que lo que se asoma por lo pronto son las elecciones parlamentarias no se tardará la aparición de un proceso electoral presidencial antes de lo que muchos se imaginan.
Otro aspecto que genera mucho debate es que si un ministro del evangelio puede pretender, a la luz de las Escrituras, un cargo de función pública, en este caso la presidencia; para la teología convencional es inaceptable, más aún, atenta contra el ministerio pastoral, alegándose que el ministerio es irrenunciable (con lo cual estoy de acuerdo), que tal hecho es apostatar de la fe y en términos religiosos dedicarse a servir a las mesas, dejando el ministerio de la Palabra de Dios, haciéndose eco de las palabras del Apóstol Pedro. Pero, definitivamente toda esta argumentación responde a conceptos religiosos, anquilosados y vetustos, que no se corresponden con la verdad de la Palabra de Dios.
Revisando el Antiguo Testamento encontramos la experiencia de hombres que reunían en su persona tanto el ministerio sacerdotal como el ejercicio de gobierno material. Tales son los casos de: Abraham, Moisés, Samuel, los Jueces en general, Daniel el profeta, segundo al mando después de Nabucodonosor. Así que la experiencia de estos hombres de Dios se vincula con lo que ha dicho Javier Bertucci: “… no que haya abandonado la función pastoral que Dios me dió, sino que he agregado a mis labores otras actividades (políticas); haciendo una cosa sin dejar de hacer la otra”; y otra declaración de él al pueblo en general: “…tendrán un pastor presidente”..; colocando de esta manera, en primera instancia la labor pastoral, que es exactamente a lo cual Dios le llamó: “Pastorear un país”.
Otro testimonio lo tiene un hermano del sector judío-mesiánico, el cual se abroga la candidatura de Nuvipa, quien argumenta del mismo modo que el Pastor Bertucci no es el indicado por Dios, “pues el Señor obtiene todas las victorias sin presencia de ninguna derrota”, (a propósito de la derrota sufrida en el 2018), lo cual a mi parecer es una visión sesgada del espectro bíblico que debería ser el consejero de todo creyente. En este sentido podemos encontrar experiencias bíblicas que no responden a ese argumento aludido por el candidato de Nuvipa: Moisés, en su intención de librar al pueblo de Israel, cuya encomienda le había sido entregada por Dios, tuvo que presentarse en 10 ocasiones ante Faraón y en la última aparición fue cuando se vino a dar la tan esperada liberación del pueblo. Del mismo modo nuestro Señor Jesucristo, para conseguir la victoria rotunda ante el pecado, tuvo que sufrir una derrota, experimentando la muerte en la cruz, y el Diablo y sus enemigos creyeron que habían derrotado al Señor Jesús, pero esta derrota, la muerte de Jesús se convirtió en victoria, la “Resurrección” de entre los muertos, lo cual se tradujo en redención para la humanidad.
Estos enfoques del liderazgo evangélico no reconocen los procesos de Dios, el tratamiento de Dios en el tiempo para con los países y las sociedades humanas en general y nos venden soluciones mágicas, tipo microondas, olvidando que la naturaleza humana, la más de las veces necesita de procesos de persuasión y cambio para poder entender y hacer la voluntad de Dios, que es lo que en el caso venezolano ha ocurrido en el transcurso de 20 años de políticas estériles, decepciones y frustraciones que han llevado a este pueblo a considerar la necesidad de que los líderes de un país sean gente honesta y proba y que teman a Dios. por esa razón afirmamos que está próxima para este país la manifestación de los “días de gloria”, lo cual traerá consigo profundos y radicales cambios en la estructura del ser de esta nación y que la llevará a convertirse en un modelo de gestión y de excelencia tanto social, político como espiritual para el resto de las naciones del mundo.





Comentarios