La iglesia escondida en los templos

Mateo 5:14-16

La religión “vaticana evangélica”, bajo el engaño del diablo le ha hecho mucho daño a la iglesia cristiana en Venezuela, le ha vendido a los creyentes la especie de que el aislamiento del mundo, que el uso de cierta fraseología (incluso cierto tono de voz), que la práctica de algunas costumbres (vestimentas, tipo de música, etc...), el no ir a ciertos lugares, son los que marcan y determinan la santidad y la aprobación de Dios para su pueblo.

La religión no sólo ha creado una mentalidad y una cultura que NO afecta ni influencia la vida de los pecadores sino que también ha permitido que sean los “no cristianos” los que lideren la sociedad, los que marquen la pauta e influencien en todos los órdenes de la vida en comunidad. De este modo la iglesia ha dejado que el sistema de este mundo tome cuerpo y dominio en todas las instancias sociales, lo que ha ocasionado que se establezcan normas reñidas y en contra de la Palabra de Dios, y que la norma del pecado se institucionalice a través de resoluciones jurídicas en forma de leyes establecidas por las instituciones oficiales; esto porque la iglesia se ha puesto de lado, se ha apartado en nombre de una supuesta “ortodoxia doctrinal”, en nombre de una supuesta “santidad”, que en el fondo lo que representa es huir y esconderse en cuevas monásticas (templos) por temor al pecado e incapacidad para enfrentarlo y vencerlo.

En el caso venezolano, ante la insurgencia de un liderazgo que se está atreviendo a atender las necesidades tanto espirituales como materiales, se levantan voces cuestionadoras que no toleran ni admiten la posibilidad de que un liderazgo cristiano incursione en política, esgrimiendo argumentos sin base bíblica que responden sólo a tradicionalismos religiosos equivocados, mandamientos de hombres que nunca han sido la solución al problema espiritual venezolano y que han sumido a la iglesia en ignorancia y ostracismo sin ningún tipo de relevancia ni influencia en el entorno social de este país.

¿Por qué la postura aislacionista y silenciosa de la iglesia religiosa ante el mundo?

Esta es una postura, lamentablemente cargada de temor y yuxtapuesta o contraria al propósito de Dios. Para justificar dicha actitud, la iglesia institucional ha diseñado todo un discurso elaborado, arguyendo doctrinas y normas dirigidas a justificar lo que en el fondo es solo cobardía ante el avance del mundo con sus políticas diabólicas: el aborto, la ideología de género o las uniones sodomitas o igualitarias, etc…

El liderazgo eclesiástico tiene que entender que dichos argumentos han servido sólo para mantener a la iglesia en escondrijos, dejando el campo abierto y a sus anchas para la acción del Diablo, olvidando la iglesia su función principal, la cual es detener la descomposición del mundo. El Señor Jesús llama a Su iglesia a ser “luz” y ser “sal”, y para ello se necesita una buena dosis de valentía que la iglesia tiene que asumir necesariamente, pues la sentencia bíblica es que “los cobardes no entrarán y quedarán fuera”, y no debemos pretender, a través de argucias bíblicas justificar nuestra falta de acción ante el avance pecaminoso del mundo.

Hay quienes pretenden hacer ver como normal el estado actual de corrupción del mundo como algo profético e indetenible y quienes esgrimen eso olvidan que semejante postura no puede ni debe hacernos soslayar el compromiso de hacer lo que debemos hacer; reiteramos: “ser luz y ser sal”, sea que nos oigan o no. Esto traerá como consecuencia que muchos se salvarán, pero si no le hacemos frente al pecado será razón suficiente para que la gente se pierda, pues no habrá nadie que arroje luz en medio de las tinieblas.

Si bien es cierto, que la doctrina de “timoratez”, de formalismos doctrinales y de no estorbar a nadie, bajo la excusa del “qué dirán” ha prevalecido por mucho tiempo, hoy día hay un movimiento pujante en el seno de la iglesia, que la está avivando y llevando a asumir posiciones intrépidas y arrojadas que están influenciando y permeando la vida de mucha gente, llevándolas a entender que el único camino de salvación es la persona de Jesucristo y no los formulismos eclesiásticos ni los protocolos religiosos que, de alguna manera han impedido la genuina experiencia salvadora con Jesús.

A Dios gracias las cosas están cambiando; a pesar de que todavía hay resistencia, las cosas se están empezando a ver desde otro punto de vista y se está empezando a creer que la iglesia puede ser un factor espiritual, social y determinante, capaz de transformar la cultura y mentalidad tradicional por una de libertad espiritual en Cristo, dirigida a cambiar los cimientos de la vida de este país. Los ejemplos de hombres de Dios en el Antiguo Testamento están llenos de paradigmas como en el caso de Moisés (Éxodo 18:13-26); Samuel (1º Samuel 7:15-17); Esdras 7:6 y 25 y Daniel 2:48; hombres que ejercieron la política a la par del oficio sacerdotal, espiritual y hasta profético y que con su actuación transformaron la vida entera de pueblos por su sujeción al mandato y a la Palabra de Dios.

Ha llegado el tiempo en que la iglesia debe dejar de sentir temor y llevar su influencia y santidad a todos los círculos sociales del país, sembrando y auspiciando un cambio de cultura, del sistema de este mundo a la cultura del gobierno del reino de Dios, y no pensar que acercarse al mundo significa "salpicarse de él y hacerse amigo de él"; ese no fue el ejemplo de Cristo, él se sentaba con publicanos y pecadores e influenció a todos, procurando cambiar mentalidades y corazones; de la misma manera debemos ir y hacer nosotros con firme convicción y determinación.

Lcdo. Edgar Soto R.