La Visión de Dios para este País

Sin saberlo, las posiciones legalistas y religiosas de la iglesia venezolana han venido entorpeciendo el propósito de Dios para un país; con todo, el Espíritu Santo se ha encargado de llevar a cabo una labor que tiene que ver con remover los viejos cimientos anquilosados en que el liderazgo eclesial sustentaba y desarrollaba su acción en el seno de la iglesia. El Señor mismo se ha encargado de crear “una cosa nueva, haciendo caminos en el desierto y ríos en la soledad”. Ello, de alguna manera lo vemos con esta primera reunión del pastor Bertucci con liderazgos eclesiales y sociales de cinco (5) estados en su mayoría cristianos y este aspecto es importantísimo porque el único ente con capacidad de servicio, con vocación y llamado a esta tarea es la iglesia de Jesucristo, y ello representa una plataforma importante en el proceso de extender el reino de Dios y dar a conocer a la persona de Jesús en la vida de los individuos y de las comunidades en general.

El momento que está viviendo la iglesia en Venezuela es de carácter crucial, estelar y determinante para el futuro espiritual y social del país. La iglesia está empezando a entender que ella es la llamada a liderar los cambios más profundos en la estructura del ser del venezolano. Al igual lo hicieron líderes eclesiales en su momento, llamados por Dios: Martín Lutero en Alemania, Calvino en Ginebra, quienes lideraron una acción colectiva que trajo consigo la transformación espiritual y material de las sociedades en las que se encontraban inmersos.

¡Ya basta de “poner la luz debajo de la mesa”! cubierta por una vasija de conceptos religiosos que inmovilizan la acción de la iglesia y que le quitan capacidad de influenciar la vida social y espiritual de un país. ¡Ya basta de criterios timoratos y atemorizantes! que esconden una cobardía o un temor de enfrentar al mundo en sus truhanerías y arrogancias atropellantes en contra de la iglesia. La postura de la iglesia tiene que ser valiente, notificándole a este país que el liderazgo ministerial se pone a la orden proactivamente para el proceso de reconstrucción de la nación; una reconstrucción no sólo en el orden social, económico y político, sino también en el orden moral y espiritual, pues la iglesia es la llamada a motorizar semejantes cambios.

Estas reuniones iniciadas el pasado sábado 23 de enero (fecha significativa para la democracia venezolana) han de continuar a nivel nacional con el resto de los estados, donde han de concurrir buena parte del liderazgo ministerial y eclesial; las mismas serán una oportunidad para que José (el pastor Bertucci) “se dé a conocer entre sus hermanos” y de la misma manera crear una coalición a nivel nacional que le ofrezca una propuesta de redención colectiva que comporte el nacimiento de la “nueva Venezuela” y la venida de los “días de gloria” (avivamiento) que Dios ha prometido.

Lcdo. Edgar Soto R.