¿Para qué tanto dolor?
- El Blog de Edgar y Liz
- 1 jul 2021
- 3 Min. de lectura

Si tienes 30, 40, 50, 60, 70 u 80 años viviendo en este mundo de aflicciones y dolor, luchando contra ellas y has llegado al punto en que ya no puedes más. Cuando piensas que estás solo y desamparado en el valle de aflicción y de sombra de muerte y ya estás respirando el olor de la muerte, y te preguntas: ¿para qué vivir? ¿qué sentido tiene vivir esta vida amarga y de tanto dolor? ¿para qué tanto sufrimiento? Tal vez en ningún otro momento de tu vida habías llegado a sentir tanto dolor junto, que haya llegado a lo más profundo de tu corazón.
Quizás siempre habías recibido alegría y pensabas que eso era la vida y nunca imaginaste vivir lo malo y lo dura que puede ser la vida en este mundo y ahora te parece que es imposible volver a vivir algo bueno y que lo mejor sería irse de aquí, a otro mundo que suponemos que existe y que seguramente será mejor que este…
Permíteme decirte: es normal y lógica esa reflexión, cuando se tiene la confianza puesta en lo terrenal y pasajero de esta vida, pero lo mejor es lo más que natural y lógico: la fe y lo sobrenatural, que es lo eterno… Dios...¡No temas, búscalo!...
Quiero referirte el caso de una familia de 3 hermanos de Betania, en la que se puede observar que también tuvieron sus momentos de abundancia de posibilidades, de reuniones de amigos y alegrías, en las que participó Jesús en sus recorridos por las aldeas de Palestina (Lucas 10:38-42); sin embargo, en el transcurrir del tiempo también les llegó “el día malo”, en el que Lázaro, el hermano de Marta y María enfermó, y debió ser de gravedad que mandaron a llamar a Jesús, enviándole a decir: “…he aquí el que amas está enfermo” (Juan 11:1,3); a lo que Jesús dijo: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (vs.4). A pesar de esto, Jesús se quedó 2 días más en el lugar donde estaba y dijo a sus discípulos: “Vamos a Judea otra vez… Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle… Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él…”
Jesús estaba consciente de que su demora terminaría en la muerte de su amigo, pero eso no era motivo de angustia, ni desesperación para él, sino todo lo contrario, era la mejor ocasión para enseñarnos a todos que para él nada es imposible, que “Él es la resurrección y la vida…” , Él tiene el control de todo el universo y de todo lo que acontece. Así como le dijo a Marta: “Tu hermano resucitará… Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi vivirá, aunque muera; y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¡¡¡¿Crees esto?!!!” (Juan 11:25).

Este es el mejor momento para volvernos a Dios al creer en lo que Jesús dijo e hizo por nosotros; abrir nuestro corazón y nuestros labios para confesarle nuestra fe y confianza en Él y en lo que ya ha hecho por nosotros, y decirle con nuestras palabras:
“Señor Jesús, creo en ti, que en tu muerte en la cruz llevaste el castigo por mis culpas, me perdonaste todos mis pecados y por tu resurrección venciste la muerte para darnos vida eterna. Toma mi vida, mis angustias, incapacidades, temores, etc…, cámbiame y ayúdame a seguirte, a hacer tu voluntad y cumplir tu propósito con mi vida en este mundo… Gracias Señor, porque tú siempre me oyes y me respondes… Amén…”
Mantén la comunicación con Él cada día a través de la oración y lectura de la Biblia, Su Palabra, y Dios te bendiga…..
Elizabeth de Soto
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