¿Podrá ser la política la mesa* en que se coloque la luz del evangelio?
- El Blog de Edgar y Liz
- 7 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 1 nov 2020
*candelero, repisa, lugar alto

La iglesia evangélica venezolana no ha sido lo suficientemente diligente en la comisión de la predicación del Evangelio en el país; bajo esta premisa es pertinente hacer las siguientes consideraciones:
Para algunos resulta escandaloso y ha sido motivo de cuestionamiento el hecho de que el pastor Javier Bertucci incursione en el mundo de la política por haber señalado que este ámbito puede ser un medio efectivo para la promoción y difusión del Evangelio, esto se ha prestado para muchas interpretaciones y comentarios. Para quienes conocen al pastor de cerca (en este caso, sus ovejas), uno puede ver cómo el modelo de Jesús en el propósito y objetivo de empujar la extensión del Evangelio ha sido la marca y sello no sólo de su persona, sino de su ministerio. En este sentido, el pastor ha sido un modelo de parte de Dios, siendo pionero en movimientos nacionales e internacionales como el “Evangelio Cambia”, fundando y proyectando el evangelismo y la siembra de valores, junto a su incursión en la radio, la TV y las redes, los micros evangelísticos en el marco del mundial de football, además de una serie de obras de atención social y humanitaria a las comunidades; es decir, se puede observar todo un esfuerzo generalizado y encausado a promover la predicación del evangelio en todos los medios y estratos sociales, en la intención de cubrir a Venezuela lo más posible del conocimiento y la salvación que proviene de Dios. Es en este marco en el que hay que inscribir su incursión en el ámbito político y no malinterpretar que se está sustituyendo el poder del evangelio por influencias políticas para impulsar la predicación del mismo.
El Evangelio en sí mismo es poderoso y no necesita de esfuerzos humanos ni para convencer, ni convertir a las almas en fieles creyentes de Jesucristo; pero sí hay algo que debemos ver inteligentemente: en la época de los apóstoles y la naciente iglesia de los Hechos tuvieron que transcurrir 300 años para que cayera el imperio romano bajo la influencia del cristianismo como resultado de la labor misionera de Pablo y de la iglesia para ese tiempo; un tiempo caracterizado por limitaciones tecnológicas, de recursos y medios humanos para la difusión y extensión del reino. Esto nos debe llevar a entender el sitial presidencial de conducción gubernamental de un país, como un lugar de influencia y como un medio para la siembra de valores y de la predicación del nombre de Jesucristo. No es sustituir el Espíritu Santo, ni su poder, sino que este lugar (la presidencia de la República) representa la mesa (lugar alto o repisa) sobre la cual el pastor ha de poner la luz con el objetivo de alumbrar a todos y así glorifiquen los venezolanos el nombre de nuestro Padre que está en los cielos.
De eso se trata; el país está huérfano de buenos ejemplos, de modelos dignos a seguir, en medio de un descreimiento generalizado ante el rol que juegan los políticos, siendo éstos vistos como vividores, corruptos y malos y, lamentablemente muchas veces no sin razón. En este contexto, signado por la ausencia de valores no sólo en la clase política, sino en el venezolano en general, Dios está interesado en sensibilizar al venezolano y convertirle en agente (embajador) del reino de Dios, que ha de servir de correa de transmisión de Su Nombre, no sólo para nuestra casa, Venezuela, sino para muchas naciones del mundo.
La condición de división en que se encuentra la iglesia de Jesucristo en Venezuela va a ser superada a través del avivamiento y su unidad vendrá como resultado del mismo; habrá perdón y reconciliación, lo cual traerá como consecuencia un renovado esfuerzo por parte de la iglesia de dar a conocer a Jesús a los perdidos. Dios tiene planes con la nación; ella ha de ser cristiana, una nación redimida por el Señor y puente de evangelización mundial para otros países, como parte del proceso de aceleramiento profético antes de que Cristo regrese a la tierra. Venezuela será gobernada por un príncipe cristiano, el cual será medio de reconciliación para su iglesia y el resto del país (como José dándose a conocer a sus hermanos en Egipto), y para la consecución del propósito que Dios tiene para las naciones del mundo. Venezuela dejará de estar en manos de los políticos tradicionales y serán justos en eminencia quienes gobernarán, lo cual a su vez traerá desarrollo y progreso, y seremos corona de naciones.
Tenemos que creer que somos capaces, con la ayuda del Señor, de representar y llevar a cabo ese modelo en el marco del propósito de Dios en el cumplimiento profético para tiempos marcados como cruciales a la luz de la Palabra de Dios para la humanidad.
La palabra profética del Señor se acelera en su cumplimiento para este pueblo; las cosas van a cambiar dramáticamente; de tal magnitud será el cambio, que sólo podrá ser entendido por la obra sobrenatural de Dios. Las próximas batallas serán cruciales (en el reino espiritual) para el desenlace del plan que Dios se apresta a llevar a cabo en esta nación y en donde consideramos que el país será gobernado por un justo que hará de Miraflores un púlpito y de Venezuela una congregación…
Lcdo. Edgar Soto R.
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